Sermón: «Pide, Busca, Llama: ¡Dios Responde!» – Lucas 11:9-11

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Versículo clave: Lucas 11:9-11
«Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.»

Lucas 11 – #rpsp 

✅  Al orar fervientemente, buscar a Dios cada día y clamar con un corazón humilde, le damos el lugar que merece en nuestra vida, permitiendo que su voluntad, mucho más alta y perfecta que nuestros deseos, nos transforme. Recuerda: Al llamar a las puertas del cielo, Dios nos recibe con misericordia y nos muestra el camino.
🙏 Un bendecido día – 😀

Pr. Christian Gavilanes

1. Pide: La fe que se atreve a pedir a Dios

En Lucas 11:9, Jesús nos anima a pedir. La oración es la vía directa que Dios nos ha dado para acercarnos a Él con nuestras necesidades, inquietudes y deseos. Sin embargo, pedir no es solo una acción superficial. Requiere fe, porque pedir implica reconocer que necesitamos de Dios y que Él tiene el poder para suplir nuestras necesidades.

Este acto de pedir es una expresión de humildad, porque nos damos cuenta de que no podemos hacerlo solos. En Mateo 7:7, vemos la misma invitación: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.» Dios quiere que sus hijos acudan a Él, confiando en que Él escucha y actúa. ¿Cuántas veces tratamos de resolver nuestros problemas sin acudir a Dios en oración? Este versículo nos recuerda que lo primero que debemos hacer es pedir a Dios con confianza.

«Dios no se cansa de escuchar tus oraciones. Pide con fe, porque Él está listo para responder.»


Ilustración: Imagina que estás en un restaurante y nunca le dices al mesero lo que quieres comer. Aunque estés en el lugar correcto, si no pides, no recibirás tu comida. Así también, si no llevas tus peticiones a Dios, perderás la bendición que Él tiene preparada para ti.

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2. Busca: El esfuerzo activo en la vida espiritual

Pedir es solo el primer paso. Jesús nos invita a dar un paso más allá: “Buscad, y hallaréis”. Esto implica acción. La fe no es pasiva, requiere movimiento y esfuerzo. En Jeremías 29:13, Dios promete: «Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.» Aquí se destaca la importancia de la búsqueda activa, un esfuerzo que incluye dedicación y deseo genuino de encontrar a Dios.

Buscar significa que no solo hacemos una oración rápida y luego seguimos con nuestra vida, sino que dedicamos tiempo a profundizar en nuestra relación con Dios, en su Palabra y en su voluntad. Proverbios 8:17 nos dice: «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan.» La búsqueda requiere dedicación, constancia y una verdadera hambre de encontrar a Dios en cada aspecto de nuestras vidas.

«Buscar a Dios no es pasivo, es moverte hacia Él con determinación y fe.»


Ilustración: Piensa en un estudiante que busca información para un proyecto importante. Si se queda sin hacer nada, nunca encontrará la información que necesita. Sin embargo, cuando empieza a investigar, encuentra todo lo necesario. Así es con Dios: cuando lo buscas activamente, lo encuentras.

3. Llama: La puerta se abrirá al persistente

Llamar implica perseverancia. No es un toque ocasional, es un golpear constante. Muchas veces queremos respuestas rápidas, pero Dios nos enseña que la verdadera fe es aquella que no se rinde, que sigue llamando a la puerta hasta que esta se abra. En Lucas 18:1-8, Jesús relata la parábola de la viuda persistente, quien no dejó de insistir hasta que recibió justicia. Esa es la actitud que Dios espera de nosotros: no rendirnos, sino seguir llamando con fe.

En Apocalipsis 3:20, Jesús dice: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.» Aquí vemos que incluso Jesús llama a la puerta de nuestro corazón, esperando que le dejemos entrar. Pero también se nos muestra el principio de que, si llamamos a la puerta correcta —la puerta del corazón de Dios—, Él responderá.

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«Aunque las puertas parezcan cerradas, sigue llamando. Dios abrirá la correcta.»


Ilustración: Es como cuando llegas a la casa de un amigo. Tal vez no te escuchan al principio, pero si sigues tocando, eventualmente alguien abrirá la puerta. Así es la vida de fe: sigue llamando y confiando en que Dios abrirá cuando sea el momento adecuado.

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4. Dios da lo mejor a quienes confían en Él

Jesús continúa en Lucas 11:11-13 con una poderosa promesa: si un padre humano sabe dar buenas dádivas a sus hijos, ¡cuánto más Dios dará lo mejor a sus hijos que le piden! Esto nos recuerda que Dios no solo responde, sino que lo hace con lo mejor para nosotros, aunque a veces no sea lo que pedimos exactamente. En Romanos 8:32, Pablo refuerza este punto: «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?»

Dios no es un padre que responde con lo que creemos necesitar, sino con lo que realmente necesitamos. Esto nos enseña a confiar no solo en la respuesta de Dios, sino también en Su sabiduría y bondad al darnos lo que realmente es mejor para nosotros, aunque no lo entendamos en el momento.

«Dios no solo te escucha, Él también te da lo mejor para tu vida.»


Ilustración: Imagina que pides algo específico a tus padres, pero ellos te dan algo diferente que, aunque no lo sabías, es mejor para ti. Del mismo modo, a veces pedimos algo a Dios, pero Él nos da lo que realmente necesitamos, porque sabe lo que es mejor.

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5. El llamado final: La promesa de una respuesta divina

Finalmente, Jesús nos asegura en Lucas 11:10 que “todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Esta es una promesa directa y poderosa. Dios no esconde Su rostro ni cierra sus oídos a nuestras súplicas. Él escucha cada oración y está atento a cada búsqueda sincera. En 1 Juan 5:14-15, se nos dice: «Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.»

Dios responde a aquellos que le buscan de corazón. No hay oración que se pierda, no hay puerta que permanezca cerrada si seguimos confiando en Su tiempo perfecto. La respuesta puede no ser inmediata, pero la promesa es clara: si pedimos con fe, buscamos con sinceridad y llamamos con perseverancia, Dios actuará.

«No dejes de pedir, buscar y llamar. ¡Dios tiene algo especial preparado para ti!»


Ilustración: Es como un viaje: tienes que decidir a dónde ir (pedir), caminar hacia tu destino (buscar), y finalmente tocar la puerta cuando llegas (llamar). El viaje de la fe requiere acción y confianza en que, al final, Dios estará allí para recibirte.

Llamado final: Confía y actúa, porque Dios responde

Hoy, Dios te está invitando a que confíes en sus promesas. Lucas 11:9-11 no es solo un mensaje de esperanza, es una llamada a la acción. Pide, busca y llama. No te quedes de brazos cruzados esperando que las cosas sucedan sin actuar en fe. Dios quiere que participes activamente en tu relación con Él.

Pedir es reconocer tu dependencia de Dios. Buscar es moverte en dirección a Su voluntad. Llamar es perseverar, aun cuando las respuestas tarden en llegar. Cada una de estas acciones tiene una promesa: Dios responderá. Pero la respuesta de Dios no siempre se ajusta a nuestras expectativas; es mucho más grande y mejor. Cuando Dios te da una respuesta, lo hace con el propósito de transformar tu vida y guiarte a lo que verdaderamente necesitas.

Así que, hoy te invito a confiar plenamente en el proceso de pedir, buscar y llamar. Puede que estés enfrentando una situación difícil, una incertidumbre sobre tu futuro, o una batalla en tu vida personal. No te rindas. Sigue pidiendo, sigue buscando, sigue llamando, porque Dios tiene la respuesta perfecta para ti.

Confía en que, a Su tiempo, la puerta se abrirá, y cuando lo haga, será mucho más de lo que habías imaginado.

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