ESCUELA SABÁTICA LIKE LECCIÓN 9 –
ESCUELA SABÁTICA LECCIÓN 9 – Bosquejo Pr. Remberto Sarzuri
Sábado, Agosto 24
Controversias en Jerusalén
Lee para el estudio de esta semana
Marcos 11; 1 Reyes 1:32-48; Zacarías 9:9, 10; Isaías 56:7; Jeremías 7:11; Marcos 12:1-34.
Para memorizar
“Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que su Padre que está en los cielos perdone también sus ofensas” (Mar. 11: 25).
Marcos 2 y 3 registran cinco controversias entre Jesús y los líderes religiosos (ver la lección 3). En la lección de esta semana, cuando Jesús llega a Jerusalén, protagoniza seis controversias con los dirigentes religiosos. Estas dos series de controversias actúan como paréntesis, una al comienzo y otra al final del ministerio terrenal de Jesús. Cada serie tiene que ver con asuntos importantes para la vida cristiana. Las instrucciones de Jesús, aun en estas situaciones polémicas, orientan a los creyentes tanto en asuntos fundamentales de la fe como en cuestiones prácticas de la vida cotidiana.
Los líderes religiosos acuden a confrontar, tratar de confundir y derrotar a Jesús, pero sin éxito. Parte de la lección de esta semana incluirá analizar precisamente qué hace que las personas se opongan a Dios y, a su vez, considerará qué pueden hacer los cristianos para superar los prejuicios y hablar al corazón de quienes resisten el llamado del Espíritu.
En Marcos 11, el ministerio de Jesús tendrá lugar en Jerusalén durante la Pascua (marzo-abril). Marcos 11 al 16 cubre poco más de una semana; la velocidad narrativa ha disminuido marcadamente. Los primeros diez capítulos cubren aproximadamente tres años y medio. Esta desaceleración apunta a la importancia de estas escenas finales.
Domingo, Agosto 25
La entrada triunfal
Lee Marcos 11:1 al 11; y Zacarías 9:9 y 10. ¿Qué está sucediendo aquí?
La mitad de esta historia se refiere al envío de dos discípulos, por parte de Jesús, a un poblado cercano para buscar un asno en el que él entraría a Jerusalén. ¿Por qué se dedica tanto tiempo a este relato?
La respuesta es doble. Primero, porque demuestra las capacidades proféticas de Jesús, exaltando así la dignidad de su arribo y vinculándolo a la voluntad de Dios. Segundo, este aspecto de la historia establece una conexión con Zacarías
9:9 y 10, que describe al rey entrando en Jerusalén montado sobre un burro. También es reminiscente de la entrada de Salomón en Jerusalén sobre un asno (1 Rey. 1:32-48), cuando Adonías trató de usurpar el trono y David ordenó que Salomón fuera inmediatamente coronado.
“Quinientos años antes del nacimiento de Cristo, el profeta Zacarías predijo así la venida del Rey de Israel. Esta profecía se iba a cumplir ahora. El que siempre había rechazado los honores reales iba a entrar en Jerusalén como el prometido heredero del trono de David” (DTG 537).
Jerusalén está ubicada en una región de colinas, a una altitud de unos 740 metros. En los días de Jesús, su población era de entre 40.000 y 50.000 personas, pero ese número aumentaba en ocasión de la Pascua. La ciudad cubría una superficie de unos 125 kilómetros cuadrados, pero el monte sobre el que se erigía el Templo ocupaba casi 18 de esos kilómetros. El hermoso complejo del Templo dominaba la ciudad.
Jesús entró por el este: descendió por el Monte de los Olivos e ingresó en la ciudad probablemente por la Puerta Dorada (actualmente tapiada) en dirección al Monte del Templo. La ciudad entera se vio agitada por la llegada de Jesús, pues todos se daban cuenta de la relevancia de su acción simbólica. La multitud que acompañaba a Jesús gritaba hosanna, un término cuyo significado original era “salva ahora”, pero que luego llegó a tener el sentido de “gloria a Dios”.
El tiempo del secreto, de la confidencialidad en la que Jesús había insistido a lo largo del Evangelio de Marcos, ha terminado. Ahora Jesús entra en la ciudad mediante una bien conocida acción simbólica vinculada a la realeza. Ingresa al Templo, pero por cuanto es tarde, simplemente mira alrededor y parte luego a Betania con los doce discípulos. Lo que pudo haber terminado en una revuelta concluye, en cambio, con su serena salida de allí. Pero el día siguiente sería diferente.
La acción de montar sobre un asno sugiere humildad. ¿Por qué es ese un rasgo tan importante, especialmente para los cristianos? ¿Hay algo de que podamos enorgullecernos a la luz de la Cruz?
Lunes, Agosto 26
Un árbol maldito y un templo purificado
Lee Marcos 11:12 al 26. ¿Cuál es el significado de los eventos descritos aquí?
En la mañana, mientras venía de Betania, a unos tres kilómetros de Jerusalén, Jesús sintió hambre. Al ver una higuera frondosa, se dirigió a ella para encontrar tal vez algún fruto temprano. Esta acción no habría sido considerada un hurto, puesto que, según la legislación del Antiguo Testamento, uno podía comer del campo o el huerto de un vecino para satisfacer su apetito (Lev. 19:9, 10; 23:22; Deut. 23:25). Pero no encontró fruto, y dijo al árbol: “Nunca más coma nadie fruto de ti” (Mar. 11:14). Aquello era una acción atípica y extraña de parte de Jesús, pero lo que acontece inmediatamente es más impactante aún.
Lo que sucede luego tuvo lugar, probablemente, en el atrio de los gentiles, donde tenía lugar la venta de animales para los sacrificios (una novedad implementada poco antes por Caifás). Jesús expulsa a los vendedores para restaurar el culto reverente. Su acción es una afrenta directa contra los que estaban a cargo del sistema del Templo.
Jesús vincula dos pasajes del Antiguo Testamento en su dura reprimenda contra el profano tráfico. Insiste en que el Templo debe ser una casa de oración para todos los pueblos (Isa. 56:7), incluyendo enfáticamente a los gentiles. Luego dice que los líderes han convertido el Templo en una cueva de ladrones (Jer. 7:11). Más tarde, al final de esta asombrosa jornada, Jesús abandona la ciudad junto con sus discípulos (Mar. 11:19).
A la mañana siguiente, al ir nuevamente a la ciudad (ver Mar. 11:20-26), los discípulos se asombran al ver la higuera marchita de raíz. Jesús imparte una lección acerca de la oración y el perdón como parte de su explicación acerca de lo ocurrido. ¿Qué significa todo esto?
Estos dos relatos constituyen la cuarta historia sándwich del Evangelio de Marcos (ver la lección 3). En las historias de ese tipo, se emplea la ironía que se dramatiza mediante personajes paralelos que realizan acciones opuestas o mediante personajes opuestos que realizan acciones paralelas. En esta historia, la higuera y el Templo están en paralelo. Jesús maldice la higuera, pero purifica el Templo, dos acciones opuestas. Pero la ironía consiste en que los dirigentes religiosos se complotarán ahora para matar a Jesús, y esa acción significará el fin de los servicios del Templo, los cuales hallaron su cumplimiento en Jesús.
¿Qué cosas de tu vida necesitan ser limpiadas por Jesús? ¿Cómo ocurre esto?
Martes, Agosto 27
¿Quién dijo que podías hacer eso?
Lee Marcos 11:27 al 33. ¿Qué desafío plantearon los líderes religiosos a Jesús y cómo respondió él?
Un día después de que Jesús limpió el Templo, los líderes religiosos lo confrontan en sus atrios y le preguntan con qué autoridad había actuado el día anterior. No pretenden escuchar la verdad, sino entramparlo. Si dice que su autoridad proviene de Dios, ellos negarán que un simple carpintero de pueblo tenga tal autoridad. Si él dice que su autoridad es humana, lo despreciarán como a un tonto.
Pero Jesús percibe la trampa y les dice que contestará su pregunta si ellos responden primero una suya. Lo que les pregunta es si el bautismo de Juan el Bautista provenía de Dios o de los hombres. Ellos se dan cuenta al instante de que son ellos quienes han sido entrampados. Si admiten que ese bautismo provenía de Dios, Jesús les dirá: “¿Por qué no le creyeron?” Si dicen que fue una iniciativa humana, temen la reacción de la gente. Así que, mienten y responden que no saben. Esto da a Jesús la oportunidad de rehusarse a contestar la pregunta de ellos.
Lee Marcos 12:1 al 12. ¿Cómo continuó Jesús su negativa a responder, y con qué efecto?
Jesús presenta una parábola acerca de una viña, un propietario y arrendatarios a quienes el dueño alquila el campo. La historia que Jesús narra tiene grandes similitudes con la parábola de la viña en Isaías 5, donde Dios presenta una acusación contra el Israel infiel. Cualquiera habría reconocido el paralelo, especialmente los líderes religiosos.
La historia se desarrolla de una manera muy inusual, dado que los arrendatarios se niegan a entregar el fruto de la viña al propietario. En lugar de ello, maltratan y matan a los siervos que él envía. Finalmente, el dueño envía a su amado hijo, a quien espera que ellos respeten. Pero no ocurre eso. Razonan, en cambio –y extrañamente– que, si matan al hijo, la viña les pertenecerá. Su descabellado razonamiento es sorprendente, y la sentencia que se les impondrá está justificada.
Lo que Jesús estaba haciendo en esta historia era dirigir a los líderes religiosos una solemne advertencia acerca del desenlace de su conducta. Vista desde esta perspectiva, su parábola es un amoroso preaviso. Aún no es muy tarde para que cambien y eviten un juicio seguro. Algunos de ellos se arrepentirán, cambiarán y aceptarán a Jesús. Otros, no.
Miércoles, Agosto 28
Deberes terrenales y resultados celestiales
Lee Marcos 12:13 al 27. ¿Qué está ocurriendo aquí y qué verdades enseña Jesús?
Los líderes religiosos estaban tratando de sorprender a Jesús en algo que pudieran usar para condenarlo ante el gobernador romano o ante el pueblo. En el caso de esta controversia, la cuestión giraba en torno al pago de impuestos. En esa época y lugar, negarse a pagar los impuestos podía ser interpretado como un acto de rebelión contra el Gobierno romano, un delito grave.
La respuesta de Jesús acerca de dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios lo puso a salvo de una trampa, pero también significó una profunda lección sobre la responsabilidad del creyente hacia el Gobierno. Jesús “declaró que, ya que estaban viviendo bajo la protección del poder romano, debían dar a ese poder el apoyo que exigía mientras no estuviese en conflicto con un deber superior. Pero, mientras se sujetasen pacíficamente a las leyes del país, debían en toda oportunidad tributar su primera fidelidad a Dios” (DTG 568).
Lo que viene luego es una pregunta acerca de la resurrección de los muertos. Los saduceos eran un grupo sacerdotal que aceptaba solo los cinco libros de Moisés como Escritura. No creían en la resurrección de los muertos. El escenario que presentaron a Jesús fue probablemente hipotético, y tenía que ver con siete hermanos y una mujer. De acuerdo con la ley de Moisés, a fin de preservar la propiedad dentro de la familia, cuando un hombre moría sin dejar descendientes, su hermano debía casarse con la viuda, y el primogénito resultante de esa unión era considerado legalmente como hijo del difunto (Deut. 25:5-10).
Procurando desacreditar la doctrina de la resurrección, los saduceos proponen aquí un dilema moral: ¿De cuál de los hermanos será esposa la mujer cuando ocurra la resurrección? Jesús contrarresta el argumento de ellos en dos pasos, haciendo referencia a las Escrituras y al poder de Dios. Primero, describe el poder de Dios en la resurrección e indica que la institución del matrimonio ya no existirá en el Cielo. Luego, defiende la doctrina de la resurrección apelando a Éxodo 3, donde Dios dice que es Dios de Abrahán, Isaac y Jacob. Jesús da a en-tender que esto significa que Dios los resucitará; ellos no pueden permanecer muertos si Dios es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, quienes están, por ahora, muertos.
Si alguien te preguntara si conoces el poder de Dios, ¿qué le responderías y por qué?
Jueves, Agosto 29
El mandamiento más importante
Lee Marcos 12:28 al 34. ¿Qué profunda preguntahizo el escriba amigable, y cuál fue la doble respuesta de Jesús?
Hasta este punto del Evangelio de Marcos, la mayoría de los líderes religiosos, con pocas excepciones, son antagónicos a Jesús. Esto es particularmente cierto en el caso de Jerusalén, donde Jesús ha confrontado al liderazgo acerca de la adoración en el Templo, algo que se encuentra en el corazón mismo del judaísmo. Por lo tanto, el hecho de que un escriba escuchara las disputas y apreciara las respuestas de Jesús demuestra honestidad y valentía frente a la animosidad prevaleciente contra él. Habría sido más fácil simplemente permanecer en un segundo plano y solo observar, aun simpatizando con Jesús. Pero este hombre no hace eso.
El escriba penetra hasta el corazón mismo de la religión con su pregunta acerca de cuál de los mandamientos es el más importante. Jesús responde con simplicidad y claridad citando la Shemá, la confesión de fe del judaísmo tomada de Deuteronomio 6:4 y 5. El más importante de los mandamientos, dice Jesús, es amar a Dios con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas; es decir, con la totalidad del ser. Jesús concede un extra al escriba al mencionar el segundo mandamiento en orden de importancia: cita nuevamente el Antiguo Testamento, esta vez Levítico 19:18. Este mandamiento consiste en amar al prójimo como a uno mismo.
La gente se pregunta a veces cómo es posible exigir el amor. El contexto cultural del mandato que aparece en Deuteronomio ayuda a esclarecer esto. Ese lenguaje es tomado de los antiguos pactos o tratados entre partes, y el término traducido como “amor” se refiere al hecho de ser fiel a los requerimientos convenidos en el acuerdo, cumpliéndolos fielmente. Por lo tanto, aunque no se descarta el afecto profundo entre las partes, ese término está mucho más centrado en las acciones que demuestran esa lealtad.
El escriba fue honesto y apreció la claridad y la simplicidad de la respuesta de Jesús, reconociéndolas a viva voz. Uno puede imaginar los ceños fruncidos de los otros líderes religiosos puesto que el escriba honesto afirma que la respuesta de Jesús es válida, algo que ninguno de ellos estuvo dispuesto a hacer. Jesús también expresó su reconocimiento hacia el escriba por su respuesta honesta al decirle que no estaba lejos del Reino de Dios. No estar lejos no significaba estar dentro. Lo que el escriba todavía necesitaba era reconocer quién era Jesús y seguirlo, un paso adicional en el camino de la fe.
¿Cómo aprendemos a amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos? ¿Por qué es la Cruz la clave para obedecer estos mandamientos?
Viernes, Agosto 30
Para estudiar y meditar
Lee los capítulos “Un pueblo condenado”, “Cristo purifica de nuevo el Templo” y “Controversias” en el libro El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, pp. 547-576.
“El acto de Cristo de maldecir el árbol que con su propio poder había creado se destaca como una amonestación a todas las iglesias y a todos los cristianos. Nadie puede vivir la Ley de Dios sin servir a otros. Pero son muchos los que no viven la vida misericordiosa y abnegada de Cristo. Algunos de los que se creen excelentes cristianos no entienden lo que constituye servir a Dios. Planifican y estudian para agradarse a sí mismos. Solo obran con respecto al yo. Para ellos, el tiempo solo tiene valor en la medida que les permite juntar para sí. Este es su objetivo en todos los asuntos de la vida. No obran para otros, sino para sí mismos. Dios los creó para vivir en un mundo donde debe realizarse un servicio abnegado. Los designó para ayudar a sus semejantes de toda manera posible. Pero el yo es tan enorme que no pueden ver otra cosa. No están en contacto con la humanidad. Los que así viven para el yo son como la higuera, que tenía mucha apariencia pero no llevaba fruto. Observan las formas del culto, pero sin arrepentimiento ni fe. Profesan honrar la Ley de Dios, pero les falta obediencia. Dicen, pero no hacen. En la sentencia pronunciada sobre la higuera, Cristo demostró cuán abominable es a sus ojos esa vana pretensión. Declaró que quien peca abiertamente es menos culpable que quien profesa servir a Dios pero no lleva fruto para su gloria” (DTG 550, 551).
Preguntas para dialogar:
Reflexiona acerca del significado de la purificación del Templo por parte de Cristo. ¿Cómo podría aplicarse ese principio hoy a nuestra iglesia? ¿Cómo debería ocurrir una limpieza tal?
A lo largo de los evangelios, Jesús se refiere una y otra vez a las Escrituras y a cómo deben cumplirse. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán centrales son ellas para la vida de la fe? ¿Por qué debemos rechazar fervientemente todo intento de rebajar la autoridad de las Escrituras, especialmente la idea de que ellas son meramente las ideas de las personas acerca de quién es Dios y de cómo obra?
¿Dónde se encuentra la línea apropiada de separación entre la Iglesia y el Estado? ¿Cómo ilumina ese debate la enseñanza de Jesús en Marcos 12:13 al 17?
Busquen textos que hablen de la resurrección. ¿Por qué esta doctrina es tan central para nuestra fe, especialmente al considerar el estado de los muertos?