
El Diccionario Webster dice que el “baile” es una serie de movimientos corporales rítmicos que usualmente se realiza para la música (Agnes y Guralnik, 1999, p. 366).
¿Qué dice la Biblia acerca de esto? La Escritura usa la palabra “baile” (incluyendo “bailó”, “bailes” y “bailando”) 27 veces. Se traduce seis palabras (hebreas) del Antiguo Testamento como “bailar”, lo cual generalmente significa “girar, torcerse, moverse en círculo o alrededor”. Se traduce dos palabras en el Nuevo Testamento como “baile”, y significan “movimiento rápido; bailar; lugar para bailar; grupo de bailarines y cantantes”.
Al investigar las 27 veces que aparece esta palabra se entiende fácilmente que se usa en dos maneras. La primera es “saltar arriba y abajo con gozo” (como en el caso que nuestro equipo hiciera un gol en el último minuto del partido). David “bailó” [danzó] ante el arca cuando se lo regresaba a Jerusalén (2 Samuel 6:14-16; cf. Éxodo 15:20; Salmos 149:3). Por ende, a menudo se usa “baile” como sinónimo de gozo (Salmos 30:11; 149:3-4; 150:4). La mayoría de referencias bíblicas calza en esta categoría.
Segundo, se usa la palabra “baile” en el sentido de la interacción unida de un hombre y una mujer. Este tipo de baile es al que nos referimos como el baile en una discoteca, fiesta o promoción escolar. Cada vez que los hombres bailaron con mujeres en el Antiguo y el Nuevo Testamento, se condenó esta acción. Por ejemplo, mientras Moisés estaba recibiendo los Diez Mandamientos, la gente en el valle hizo un becerro de oro y bailó alrededor de él (Éxodo 32:7,19,25). Moisés condenó fuertemente esta acción.
El Baile es Peligroso Porque Produce Lascivia (Mateo 5:8; 2 Timoteo 2:22).
Salomé, la hija de Herodías, fue invitada a la fiesta de Herodes para bailar (Mateo 14:6; Marcos 6:21-22). Según Barclay, ella tenía 16 o 17 años y actuó como “una bailarina” (1958, p. 105). Él también observó: “Los bailes que estas jóvenes realizaban eran provocativos e inmorales” (p. 105). Según McGarvey, “El baile del Oriente era entonces, como ahora, voluptuoso e indecente” (1914, p. 372).
Salomé bailó “en medio” de ellos. Sus movimientos seductores “agradaron” a Herodes (Mateo 14:6). Esta palabra (griego aresko) conlleva “la idea de emoción excitante”, y hace referencia a estar excitado sexualmente. Herodes entonces hizo una promesa precipitada para darle todo lo que ella quería, incluso la mitad del reino. Ella pidió la cabeza de Juan el Bautista en un plato. ¿Qué hubiera pasado si Herodes hubiera bailado con ella? ¿Hubiera sido su baile menos pecaminoso?
Incluso los que piensan que no hay nada malo en el baile admiten que su poder es la atracción sexual. La Enciclopedia Británica declara: “Hasta cierta extensión, todo baile estimula sexualmente”. Las pruebas psicológicas están de acuerdo en que el baile es una expresión del instinto sexual. La ciencia médica identifica el baile como un estimulante sexual. Se dice que la forma moderna del baile comenzó con las prostitutas de Sudamérica que promovían el acto del adulterio como una estimulación erótica. Louis Guyon, una vez propietario de Paradise, una discoteca en Chicago, dijo:
En más de treinta años en este negocio he llegado a la conclusión firme que el baile es el comienzo de otros males. El baile conduce frecuentemente al sexo, y yo creo que esto es lo que hace que el baile sea atractivo:…miles de jovencitos y jovencitas que bailan de esta manera que no se dan cuenta que están haciendo algo malo, y cuyos padres necios observan con indiferencia.
Paul Southern escribió que el baile “es como hacer fuego bajo una tetera y dejar que el agua hierva”. Cada nuevo estilo de baile involucra movimientos corporales un poco diferentes, pero son básicamente atractivos de una manera sexual (Humphrey, 2001). El abrazo y el balanceo al ritmo de la música, el choque y el apretón, o el giro provocativo producen deseo sexual en las mentes de los que bailan. Ningún hombre sano negaría que sea sexualmente excitante ver a una joven que mueve sus caderas y pechos provocativamente al ritmo de la música (Humphrey, 2001). Los hombres no están hechos de piedra.
¿Qué pensaríamos si viéramos a un hermano bailando con su hermana de esa manera, o a una madre bailando con su hijo de esa manera? No sería natural sino vergonzoso. Si se duda que la atracción sexual es la base del baile, considera lo que pasaría si se trata de dividir un baile y hacer que los jovencitos bailen juntos en un cuarto y las jovencitas juntas en otro cuarto. ¡Ese sería el final de la fiesta!
Considera también algunas investigaciones:
- En un estudio, se le preguntó a 44 jovencitos qué clase de sentimientos tenían hacia las jovencitas con quienes bailaban. Cuarenta y uno (93%) dijeron que pensaban en el sexo.
- Se preguntó a una audiencia de 1,500 hombres, “¿Cuántos pueden bailar y no tener pensamientos malos?”. Nadie alzó la mano.
- En otro estudio, el 80% de los hombres admitió tener pensamientos lascivos al bailar.
- El Confesionario Católico Romano revela que 19 de 20 de sus jovencitas que fracasan atribuyen su fracaso al baile.
- Christian Dior, famoso diseñador de modas de París, admitió en una entrevista para un periódico: “Por primera vez he eliminado el corsé incluso para los vestidos de baile. A menudo he oído que los hombres se quejan que en el baile no pueden sentir la piel debajo del corsé de las mujeres”.
Este no es el testimonio de predicadores serios o abuelos pasados de moda. Estos son hombres y mujeres del mundo. Ciertamente si algunos de los seguidores del enemigo pueden ver lo malo del baile, se debe esperar que la gente de Dios pueda ver lo mismo.
El Baile es Peligroso Porque a Menudo Guía al Sexo (1 Corintios 6:18).
El baile comenzó en una casa de prostitución y nunca se alejó mucho. Fue inventado como un preludio a la fornicación, y desde entonces ha guiado hasta ese fin. Así como la bebida social conduce a la borrachera, el baile conduce a la fornicación. Los administradores de orfanatos dicen que nueve meses después de las promociones escolares ellos tienen bebés adicionales que cuidar. Clara Jones, trabajadora de campo en la Casa de la Misericordia de Dakota del Norte, dijo que “el 75 a 90 por ciento de las que cruzaron la cerca del establecimiento, se involucraron en relaciones sexuales y llegaron a ser madres solteras en la Casa de la Misericordia de Dakota del Norte, cuenta una historia—el baile moderno” (Taylor, s.d.).
El Baile es Peligroso a Causa de la Atmósfera en la que se Realiza (Mateo 7:16-17).
El baile está asociado con la bebida, las drogas, la rebelión, la injuria, las peleas y la inmodestia. La música, las letras inmorales de las canciones, la luz opaca, el vestuario inmodesto de muchos de los que asisten aumentan el nivel de intimidad que a menudo conduce a tentaciones mayores. La música rock y rap eleva el ritmo del pulso; se libera más adrenalina y hormonas sexuales en la corriente sanguínea, creando energía excesiva y estimulando el deseo sexual. El movimiento del cuerpo añade excitación.
La Biblia condena las “orgías” (comus)—que llamamos “fiestas salvajes” (Gálatas 5:21; 1 Pedro 4:3). Comus era el dios griego de la fiesta y la orgía. Sus derechos sagrados consistían en la fiesta y la borrachera, en la impureza y la obscenidad de la peor clase.
Es erróneo involucrarnos en la atmósfera del baile. Incluso si se planea asistir y no bailar, ¿qué jovencito puede decir que no será tentado en absoluto cuando vea que algunas chicas lindas bailan? ¿Qué jovencita puede decir que no será tentada a bailar una vez que llegue allá? ¿Puede alguien imaginar a Cristo bailando con una mujer, o incluso asistiendo a un baile? (cf. 1 Pedro 2:21-22).
Alguien pudiera decir, “Pero los bailes de la escuela son controlados, tienen buena iluminación y vigilancia adulta”. Sí, pero las escuelas no pueden controlar lo que se hace antes que las parejas entren, lo que pasa en sus mentes mientras están allí y lo que se hace después. El hecho que se necesite vigilancia adulta debería ser suficiente para entender que la atmósfera no es buena.
El Baile es Peligroso Porque es Pornografía en Movimiento.
La lascivia es una obra de la carne que impide la entrada al cielo (Gálatas 5:19-21). La palabra que Pablo usó se encuentra nueve veces en el Nuevo Testamento. Se traduce seis veces como lascivia (Marcos 7:22; Romanos 13:13; 2 Corintios 12:21; Gálatas 5:19; Efesios 4:19; 1 Pedro 4:3), una vez como libertinaje (Judas 4), una vez como disolución (2 Pedro 2:18) y una vez como conducta nefanda (2 Pedro 2:7). Thayer dice que esta palabra significa “palabras obscenas, movimientos corporales indecentes, trato impuro de varones y mujeres” (Thayer, 1974, p. 79-80). En un lenguaje más común, significa “conducta que excita lascivia”. El baile claramente calza en esta categoría. En otras palabras, lo que Pablo dijo es, “Los que bailan no irán al cielo”.
No existe justificación exitosa que indique que el baile no produzca lascivia; el baile no es nada menos que “pornografía en movimiento”. Incluso si fuera posible que alguien mantuviera su mente pura mientras baila, no se pudiera garantizar que no esté haciendo tropezar a su compañero de baile. Jesús usó una ilustración gráfica de lo serio que es hacer pecar a alguien: Sería mejor ahogarse (Mateo 18:6; cf. 2 Corintios 11:3). Él también dijo que era mejor sacarse un ojo o cortarse una mano o pie e ir al cielo, que estar completo y perderse (Mateo 18:8-9). Parafraseando la idea, podemos decir, “Es mejor entrar al cielo sin haber ido al baile de promoción, que habiendo ido ser lanzado al infierno de fuego”. ¡El cielo vale todo!
El Baile es Peligroso Porque Daña la Influencia del Cristiano.
Un adolescente que baila tiene su luz debajo de un almud (Mateo 5:14-16). Una de las cosas más valiosas que el cristiano posee es un buen nombre (Proverbios 22:1; Romanos 14:21; 1 Corintios 8:13; 1 Tesalonicenses 5:22). Su influencia vale más que la popularidad temporal que combina con el compromiso y los placeres del pecado (cf. Proverbios 11:21; Eclesiastés 2:9-11; Hebreos 11:24-26).
La influencia de un cristiano fiel puede ser poderosa, pero muchos adolescentes no se dan cuenta que otros están observándolos. Esta influencia ha guiado a muchos a los pies de Cristo (1 Pedro 3:1-2). La presión de grupo puede ser positiva como negativa (2 Corintios 3:2). ¡Los adolescentes del mundo no piensan racionalmente cuando esperan que los cristianos se sientan avergonzados por no participar de las cosas que deberían estar realmente avergonzados!
Por otra parte, un cristiano que peca daña la reputación de la iglesia (3 Juan 9-11). Jesús dijo que el cristiano tibio le enferma (Apocalipsis 3:15-17). Cuando los amigos ven que el que dice ser cristiano se involucra en el baile lascivo, ellos piensan, “Él no es diferente a nosotros; su religión es falsa”. Si alguien quiere predicar el Evangelio a una persona, ¿se le prestará menos o más atención después de haberle visto bailando la noche anterior?
El baile estorba el interés en las cosas espirituales (Santiago 1:27; 1 Juan 2:15-16). Un predicador anciano observó que un dedo del pie que baila y una rodilla que ora no pertenecen a la misma pierna. La cantidad de tiempo que se pasa disfrutando y participando en el baile es casi directamente proporcional a la falta de participación en las clases bíblicas y las actividades espirituales. Se debe desechar las cosas que ahogan la Palabra en nuestras vidas (Lucas 8:7,14).
A veces se ignora el tema del baile porque los padres y los líderes de la iglesia no quieren “agitar las aguas”. Pero se debe hacer esto. El baile es un problema. Los adolescentes necesitan saber lo que es correcto, y se les debe advertir acerca de las cosas que pueden impedir su entrada al cielo (1 Juan 2:14; 1 Timoteo 4:12; 1 Pedro 2:11). Debemos estar preparados a dar una respuesta que agrade a Dios (1 Pedro 3:15). Los predicadores deben predicar acerca del baile (2 Timoteo 4:2); los ancianos deben cuidar al rebaño de este mal (Hechos 20:28); los padres deben advertir a sus hijos de este peligro (Efesios 6:4); y los jóvenes deben oponerse a esta actividad (1 Corintios 16:13).
¿Habrá un tipo de baile que sea aceptable para el cristiano? La Iglesia Adventista del Séptimo Día tradicionalmente ha enseñado que el cristiano no debe bailar, debido a que dicha práctica tiende a menoscabar y destruir la vida espiritual y moral. Sin embargo, muchos se preguntan: ¿Por qué no podemos bailar? Posiblemente conocen lo que enseña la iglesia, pero tienen dudas en cuanto a la base bíblica de tal enseñanza. ¿A caso la Biblia no menciona al baile como una práctica aceptable? Si David bailó delante de Jehová, ¿por qué no lo podemos hacer nosotros? El baile o la danza se mencionan un poco más de veinte veces en las versiones castellanas de la Biblia. Por ejemplo, la Reina-Valera Revisada (RVR), versión 1960, utilizada por la mayoría, se refiere al baile o la danza en 27 pasajes. El número de veces varía según la versión, debido a que las ocho palabras hebreas utilizadas tienen más de un significado y pueden traducirse de distintas maneras. De un total de 139 veces que se usan estas palabras en el texto original, no alcanzan a 30 las veces que se pueden traducir como baile o danza. La mayoría de las referencias están en el Antiguo Testamento (22 veces en la RVR), mientras que las 5 referencias del Nuevo Testamento se circunscriben a los Evangelios sinópticos.
Bailes o danzas con fines religiosos o de diversión
Un análisis de los 27 pasajes en los que la versión RVR se refiere al baile o la danza muestra que, con una sola excepción, en todos los casos se trata de una expresión de sano gozo y alegría, generalmente asociada a la adoración religiosa. Muchos pueblos vecinos de Israel practicaban el baile o la danza con otros fines, como el baile orgiástico y excitante de los cultos idólatras, o la danza fúnebre acompañando las ceremonias mortuorias. Pero los israelitas fueron diferentes. No se registra ni un solo ejemplo de danza sensual, ni tampoco de danza fúnebre en la Biblia. Por el contrario, la danza o el baile eran manifestaciones puras e inocentes de júbilo, la mayoría de las veces asociadas con la alabanza a Dios. Consideremos los textos más representativos. Un buen pasaje para comenzar nuestro estudio se encuentra en el capítulo 3 de Eclesiastés, donde Salomón ilustra poéticamente el principio de que Atodo tiene su tiempo. Para ello se vale de una serie de contrastes bellamente arreglados en pares paralelos, un recurso típicamente hebreo. En el versículo 4 dice que hay Atiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar. La idea es clara: bailar es una expresión de alegría en contraposición a endechar, así como reír denota gozo en contraste con llorar. La palabra hebrea que aquí se ha traducido como Abailar significa básicamente Asaltar, y así se traduce en siete de los nueve pasajes donde aparece en todo el Antiguo Testamento. En realidad, aun en nuestra cultura es muy común la manifestación de alegría mediante pequeños saltos, conducta que se puede observar en los niños cuando reciben una buena noticia, o en los jóvenes y adultos cuando festejan un gol en un partido de fútbol. Similarmente, en Salmos 30:11 y en Lamentaciones 5:15, la danza se presenta como sinónimo de alegría en contraste con el lamento o el luto, que en estos textos se considera un resultado de la providencia divina. El Antiguo Testamento presenta varios ejemplos de manifestaciones de alegría valiéndose de esta expresión. Uno puede imaginar a una adolescente, la hija de Jefté, que al recibir a su padre victorioso expresa su júbilo brincando inocentemente, como lo registra Jueces 11:34. De la misma manera, las mujeres de Israel salieron a recibir a Saúl y a David cantando y danzando para festejar el triunfo sobre Goliat y los filisteos (1 Sam. 18:6). En una oportunidad anterior, las mujeres israelitas habían expresado su gozo por la liberación milagrosa en el Mar Rojo mediante cantos y danzas (Exo.15:20, 21). En este caso, el canto y la danza fueron una manifestación de gratitud y alabanza a Dios. Este y otros casos evidencian que, contrariamente a lo que ocurre en la cultura occidental, la danza en los tiempos bíblicos estaba estrechamente asociada con la adoración y la alabanza a Dios. El ejemplo más conocido es el de David encabezando la procesión que llevaba jubilosamente el arca a Jerusalén. Vestido con un efod de lino, atuendo característico de los sacerdotes, ADavid danzaba con toda su fuerza delante de Jehová” (2 Sam 6:14). Se puede entender mejor el significado de esta frase al leer en el versículo 16 que David ASaltaba y danza delante de Jehová”. Nuevamente se presenta la danza como una manifestación física de alegría mediante saltos. Efectivamente, el relato enfatiza que el traslado del arca se realizó con gran alegría y júbilo (vs. 12, 15). Es en este contexto que se aclara el sentido de las invitaciones del salmista a alabar a Jehová con danza, registradas en Salmos 149:3 y 150:4. Los últimos capítulos de Salmos utilizan un lenguaje figurado para llamar a la creación entera, animada e inanimada, a alabar a Dios. Si bien no se puede tomar en forma literal todo lo dicho, estas expresiones referidas a la danza como parte del culto divino eran perfectamente normales para la mentalidad oriental. ALa danza en los tiempos bíblicos era una manifestación externa de gozo santo, que se realizaba con el mismo espíritu con que se elevaban cantos de alabanza u oraciones de agradecimiento (Comentario bíblico adventista, t. 1, p. 584; ver también el t. 2, p. 626).
Características de las danzas bíblicas
Del análisis de los textos bíblicos surgen claramente dos características del baile o la danza tal como la practicaban los israelitas en tiempos del Antiguo Testamento. En primer lugar, nunca bailaban en grupos mixtos. Danzaban las mujeres solas (Éxo. 15:20; Juec. 21:21, 23; 1 Sam. 18:6, 7; 21 :11, 29:5); o la hija de Jefté sola (Juec. 11:34); o David solo (2 Sam. 6:14, 16, 21; 1 Crón. 15:29); pero nunca en grupos mixtos.[1] La única excepción se encuentra en Éxodo 32:17-19, donde Moisés dice que el culto al becerro de oro estaba acompañado de cantos (que de lejos padecían Aalaridos de pelea) y danzas. Los israelitas habían aprendido a rendir este tipo de culto en Egipto, donde se adoraba al buey Apis, que representaba a Osiris, el dios Sol. El baile que usaban los egipcios en la adoración al buey Apis era indecente y sensual, e iba acompañado del más grosero libertinaje. Con los sentidos embotados por la ingestión de bebidas alcohólicas (Exo. 32:6), los israelitas se entregaron a una orgía desenfrenada. Dios la sintetizó diciendo que el pueblo se había Acorrompido (v. 7). La palabra traducida Acorrompido es la misma que se utiliza en Génesis 6:12 para describir la condición del mundo antediluviano: AToda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Evidentemente el Señor tenía sobrados motivos para desaprobar enérgicamente este único caso que se registra en la Biblia de un baile realizado por hombres y mujeres juntos. En todas las otras referencias bíblicas, el baile o la danza era realizada por un solo sexo. En segundo lugar, el baile o la danza de los israelitas no se realizaba como una diversión sensual sino como una expresión de gozo o una manifestación de alabanza y adoración a Dios. En contraste con el baile desenfrenado que practicaban las naciones vecinas como parte de sus cultos idólatras, la danza de los israelitas no era pasional ni licenciosa. No existe pasaje bíblico que insinúe una connotación sexual para la danza.[2] Si ese hubiera sido el caso, se encontrarían alusiones a la danza en el Cantar de los Cantares; pero en este libro el baile o la danza no se mencionan siquiera una vez. Por otro lado, hay suficientes indicaciones en cuanto a la forma como se bailaba o danzaba en Israel como para descartar completamente todo propósito lujurioso. Las palabras hebreas dan la idea de saltos y movimientos circulares, sea en rondas o en forma individual, o como parte de las procesiones religiosas. Tampoco hay referencias a bailes realizados de noche, sino de día y al aire libre. Además el atuendo de los participantes consistía normalmente de túnicas largas y sueltas, que no llamaban la atención a las formas del cuerpo. Por todas estas características, entonces, es evidente que el baile o la danza de los tiempos bíblicos no era una diversión licenciosa. El único caso de baile excitante y sensual mencionado en la Biblia es el de la hija de Herodías, quien danzó seductoramente para el rey Herodes y sus huéspedes en el día de su cumpleaños (Mat. 14:6; Mar. 6:22). De hecho, no es éste un ejemplo digno de imitar, pues tuvo como consecuencia inmediata la muerte de Juan el Bautista, y la extinción de la última oportunidad para arrepentirse que tenía Herodes.
Si los tiempos cambiaron, ¿no deberían cambiar los principios?
Hasta aquí el análisis de las referencias bíblicas acerca del baile y la danza. Lo realizado por los israelitas, ¿justifica que los cristianos del siglo XX participen de los bailes? Por lo ya expuesto podemos contestar simplemente que NO (ver Patriarcas y profetas, p. 766). Pero alguien podría preguntar: ¿No podríamos hacer bailes religiosos, como en los tiempos del Antiguo Testamento? La respuesta nuevamente es negativa, por varias razones. En primer lugar, porque vivimos en una cultura diferente que la del Antiguo Testamento. Aunque el ser humano tiene las mismas emociones y sentimientos en todas las culturas, la forma de expresar esas emociones o sentimientos varía entre una cultura y otra. Las diferencias culturales se ven en todos los aspectos de la vida. Los principios que rigen la vida del creyente y su adoración son universales, pero la forma de aplicarlos varía. Por ejemplo, los hebreos manifestaban reverencia ante la presencia de Dios quitándose los zapatos, cosa que en nuestra cultura se considera una grave falta de reverencia y de respeto. Otro ejemplo es la exteriorización de tristeza y arrepentimiento, que los israelitas indicaban rasgando sus vestidos y colocando ceniza sobre sus cabezas, lo que en nuestra cultura sería visto casi como una expresión de desequilibrio mental. Una diferencia similar ocurre en relación con el baile y la danza, que para la mentalidad israelita tenía un sentido muy diferente al que tiene en la sociedad con‑ temporánea occidental. Hay otras razones. Mientras que la danza se relaciona con el culto más de una vez en el Antiguo Testamento, no ocurre lo mismo en el Nuevo Testamento, que no contiene ninguna referencia al baile como parte de la adoración. El baile se menciona solamente en los tres primeros Evangelios, y está totalmente ausente del resto del Nuevo Testamento. Los apóstoles se refirieron a la organización de la iglesia y la forma de realizar el culto, incluyendo el canto, la oración la predicación y la Cena del Señor, pero no dijeron ni una palabra acerca de la danza como parte integrante del culto. El baile o la danza tampoco se mencionan al describir la tierra nueva ni al detallar la adoración futura de los redimidos en el cielo.
Orientaciones del espíritu de profecía
A pesar de esto, a principios de nuestro siglo hubo un grupo de creyentes que procuraron introducir el baile en el culto. Elena de White escribió que las reuniones de este grupo se realizaban con Amucha excitación, con ruidos y confusión, mientras muchos de los presentes Asaltaban, danzaban y gritaban (Mensajes selectos, t. 2, p. 38). Inmediatamente, el la presentó en el nombre del Señor un reproche contra esas manifestaciones, y advirtió: AEsas mismas cosas que habéis explicado que ocurrían en Indiana, el Señor me ha mostrado que volverían a ocurrir justamente antes de la terminación del tiempo de gracia. Se manifestará toda clase de cosas extrañas. Habrá vocerío acompañado de tambores, música y danza. . . Y a esto consideran como la actuación del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nunca se manifiesta en esa forma. . . Y agregó: ANo debería estimularse esta clase de culto (Ibíd., pp. 41, 42). Sin lugar a dudas, ningún tipo de danza es apropiado para la adoración a Dios en nuestra iglesia. Al aplicar el principio basado en Filipenses 4:8 y su contexto al baile secular de nuestros días, es evidente que no podemos aceptarlo como una recreación apropiada para un cristiano. No es una actividad pura y de buen nombre, dado que busca esencialmente la excitación sexual mediante el contacto físico y movimientos insinuantes y provocativos. De esta forma, el baile abre la puerta para quebrantar el límite señalado por Dios en cuanto al sexo para el bien de sus hijos (véase El hogar adventista, p. 452). ALa diversión del baile, como se practica actualmente, es una escuela de depravación, una terrible maldición para la sociedad (Mensajes para los jóvenes p. 397). Al considerar por qué un cristiano debe mantenerse puro, a veces se puede caer en el error de pensar que hay que evitar la inmoralidad; solamente porque Dios la prohibió. Por supuesto que esto es cierto, pero es necesario entender la razón por la cual el Señor la negó. Por un lado, porque sabe que la inmoralidad es terriblemente destructiva para el creyente. Por otro lado, porque la impureza moral nos impide tener comunión plena con el. De ahí que no obedezcamos el mandamiento solamente para evitar el castigo de la muerte eterna sino, además, y por encima de todo, porque al haber aceptado a Cristo nos unimos a el y comenzamos a vivir en estrecho compañerismo con él (1 Cor.6:17). La orden bíblica de huir de la fornicación (1 Cor. 6:18) significa abstenerse de todo lo que induce a la inmoralidad. Huir en este caso no es evidencia de cobardía, sino de valentía y fidelidad a Dios. Como seres humanos pecadores nos cuesta huir de la tentación porque nos atrae, pero también porque tememos el ridículo y nos da vergüenza ser diferentes. Al entregarnos a Cristo como nuestro Salvador, el Señor hace en nosotros lo que nosotros no podemos hacer. APorque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Tim. 1:7).
Fuentes sanas de esparcimiento
Creo que, felizmente, la gran mayoría de los adventistas no asistimos a los bailes; pero quizá no huimos totalmente de la tentación, y nos detenemos a mirar como otros bailan, ya sea personalmente o, lo que es más común, en la pantalla. Parece un placer inofensivo que no nos afecta moralmente. Sin embargo, Jesús explicó que se puede transgredir el séptimo mandamiento sin necesidad de cometer ninguna acción: ACualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adultero con ella en su corazón (Mat. 5:28). Tan serio es esto que el Señor continuo diciendo: APor tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno (Mat. 5:29). Esta imperiosa necesidad de evitar la contemplación de escenas impuras se ejemplifica en el testimonio de Job registrado en el capítulo 31 de su libro, los versículos 1, 2 y 4: AHice pacto con rnis ojos: ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen? Porque ¿que galardón me daría de arriba Dios, y qué heredad el Omnipotente desde las alturas? . . . ¿No ve él mis caminos, y cuenta todos mis pasos? Luego de analizar las razones por las cuales consideramos que el baile es inconveniente para un cristiano, quisiera sugerir que tenemos acceso a una gran cantidad de recreaciones sanas que pueden ocupar su lugar brindándonos mucho más que el baile. La necesidad de relacionarnos socialmente puede ser atendida mucho mejor mediante otras actividades que nos permiten cultivar amistades profundas y duraderas dentro de un marco de respeto hacia los demás y de pureza moral, que cuenten con la aprobación de Dios. Al profundizar nuestra amistad con Cristo, vamos aprendiendo a encontrar recreaciones en las que él puede participar. Nos acostumbramos a preguntarnos si él se sentiría cómodo de acompañarnos en tal o cual recreación. Y nos habituamos a gustar más y mas de lo que él puede aprobar. Al contemplar diariamente a Cristo se renueva y transforma nuestro entendimiento, y llegamos a comprobar que la buena voluntad de Dios es Aagradable y perfecta (Rom.12:2). La verdadera felicidad no se logra mediante placeres como el baile, sino mediante la comunión con el Señor. Porque Ael hombre, creado para ser compañero de Dios, puede hallar su verdadera vida y desarrollo únicamente en ese compañerismo. Creado para hallar en Dios su mayor gozo, en ninguna otra cosa puede hallar lo que puede calmar los anhelos de su Corazón, y satisfacer el hambre y la sed interiores (La educación, p. 120).
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[1] La traducción de la versión Reina Valera Revisada de 2 Samuel 6:5: «Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová», es incorrecta. La palabra sahaq, que aparece 36 veces en el Antiguo Testamento, no significa danzar sino Areirse, divertirse, burlarse o jugar. Las mejores versiones en castellano la traducen Aregocijarse o Acelebrar en este pasaje, no danzar. De modo que este texto no indica que el pueblo en su conjunto, hombres y mujeres, hayan danzado en la procesión que trasladó el arca. El hecho de que el autor de 2 Samuel utilizó palabras diferentes para referirse por un lado a la danza de David y por otro a la alegría de todo el pueblo, debiera prevenirnos de traducir sahaqpor danzar, lo que se corrobora por el significado de esta palabra en el resto del Antiguo Testamento.
2]Alguno podría pensar que Isaías 3:16 se refiere a una danza de carácter sensual. En este pasaje Dios condena Aa las hijas de Sion porque se ensorberbecen, y andan con el cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando (tafaf), y haciendo son con los pies. El término hebreo tafafaparece sólo esta vez en todo el Antiguo Testamento, y significa literalmente Adar pasos cortos o Acaminar con paso menudo, lo cual no necesariamente es danzar. La actitud de las hijas de Sion, sin embargo, dejaba mucho que desear y aparentemente era provocativa.
_______________ Carlos A. Steger es doctor en Teología. Actualmente se desempeña como vicerrector académico de la Universidad Adventista del Plata.

¿Cómo deberían los cristianos considerar el baile?
“LA SOCIEDAD de los cafés, habiendo despreciado el rock’n’-roll durante años, repentinamente, por medio de un aparente proceso de hipnosis en masa, ha abrazado el furor de los adolescentes,” informó recientemente el Times de Nueva York. “La flor y nata de los círculos sociales y celebridades del negocio de los espectáculos han descubierto un baile sensual que se llama el Twist, que se ejecuta al ritmo de rock ’n’ roll, y se revuelcan en él cual conversos a una nueva clase de vudú.”1 Un “twist vudú” ritualista hasta se baila en Berlín Occidental, ya que el furor del baile se ha esparcido desde Nueva York hasta Inglaterra, Francia y otros países. Pocos furores de baile en años recientes han provocado tanta discusión, tanta controversia.
Pero los bailes vienen y se van. La manía de baile del mañana quizás sea enteramente distinta a la de hoy. ¿Cuál, entonces, ha de ser el punto de vista del cristiano hacia el baile, especialmente ya que los estilos cambian cada cierto tiempo?
EL BAILE CORRECTO NO CONDENADO
En las Santas Escrituras no hay ninguna condenación directa del baile mismo. Cuando la desaprobación divina vino sobre bailadores, como en el caso de los israelitas que bailaban delante de un becerro de oro, lo malo era la idolatría asociada con el bailar, aunque tal vez haya habido también un factor de abandono en el baile. Semejante bailar traía deshonra a Dios.—Éxo. 32:1-35.
En el Israel antiguo el bailar generalmente lo efectuaban mujeres, especialmente en ocasiones de victoria sobre los enemigos de Jehová. Tal bailar era una expresión de gracias a Dios, una expresión de gozo a causa de su victoria, todo para gloria de él. Después de la victoria de Jehová sobre Faraón y su ejército en el mar Rojo, María la hermana de Moisés condujo a las mujeres israelitas “con panderetas y en bailes.” Después que Dios ayudó a David a vencer a los filisteos paganos, “las mujeres comenzaron a salir de todas las ciudades de Israel con canción y bailes.” Después que Jehová dio a Jefté la victoria sobre los amonitas, su hija salió a recibirle “tocando pandereta y con baile.” Cuando el arca del pacto de Jehová fue llevada a la ciudad de David, el rey David mismo expresó su gozo “bailando en derredor delante de Jehová con todo su poder.”—Éxo. 15:20; 1 Sam. 18:6; Jue. 11:34; 2 Sam. 6:14.
Las Escrituras también usan la palabra “baile” como voz enfática para gozo y alegría, como en el Salmo 30:11: “Has cambiado mi duelo en baile para mí.”
¿Qué hay de las Escrituras Cristianas Griegas? En ellas no hallamos ninguna condenación del baile mismo. Jesucristo, en realidad, contó una parábola que incluía el bailar en una ocasión de gozo. Al regreso a casa del hijo pródigo, su padre se regocijó y preparó una celebración. Hubo baile en conjunción con la fiesta: “Ahora bien, su hijo mayor estaba en el campo; y al venir y acercarse a la casa oyó un concierto de música y baile.” (Luc. 15:25) Es evidente que el Hijo de Dios no condenó el bailar mismo; de otro modo no lo hubiera mencionado como parte de una celebración digna.
Muchos bailes, además, despliegan belleza de forma y de paso y, debido a su verdadera gracia, son bellos de contemplar. El movimiento rítmico de los pies y del cuerpo no es malo en sí mismo. Dice una enciclopedia religiosa: “El baile judío se efectuaba por los sexos separadamente. . . . en compañías distintas y separadas.”
¿Cómo, entonces, debería el cristiano considerar el baile moderno? Dios, en su Palabra escrita, ha registrado ciertos mandatos y principios que deberían guiar al cristiano en todos sus caminos. El cristiano, entonces, tiene un Libro de guía para determinar si acaso cierto baile en particular o la manera de efectuarse un baile es decoroso o indecoroso. Cuando surge un nuevo estilo de baile, ¿cómo procedería el cristiano para determinar si su participación sería decorosa o indecorosa?
FACTORES DETERMINANTES
Primero, averigüe precisamente qué es el baile. ¿Qué movimientos están implicados? ¿Cómo describen el baile los observadores y periódicos y revistas? Si el origen y desarrollo del baile pueden aprenderse, esto quizás resulte iluminador. Compare con principios bíblicos los hechos aprendidos.
Para ilustrar: Supongamos que un adulto joven o un padre haya oído hablar del twist o “torcidito” y quisiera saber si sería correcto para un cristiano o no. Pues bien, observe cómo la gente lo describe. Usted probablemente encontrará frecuentes comentarios en los periódicos, tal vez como este: “El Twist, originándose en un baile llamado el Madison que salió con fuerza hace algunos años en Filadelfia, es un paso rítmico, sacudidor de hombros, girador de caderas, en el cual los compañeros sincronizan sus movimientos pero no se tocan.”1 Una revista popular estadounidense dedicó muchas páginas a este baile y dijo: “Al son del latido insistente de la canción los compañeros se mecen de un lado a otro sobre el metatarso de sus pies mientras retuercen las caderas frenéticamente.”2 Si los medios locales de noticias arrojan poca luz sobre el asunto, en una biblioteca pública uno podría hallar publicaciones que discuten tendencias recientes. Así, si uno abriera el Book of the Year de la Britannica para 1962, encontraría varios comentarios, incluyendo éste: “También hubo un renacimiento durante 1961 de dos bailes de adolescentes, el twist y el fish. Fueron condenados públicamente por varios clérigos estadounidenses. A fines de otoño, el twist en particular repentinamente asumió las características de un furor prominente de baile. . . . Este resalta un mínimo de movimiento de los pies y un máximo de giros del cuerpo.”
Muchos de los informes periodísticos probablemente tendrán unas pocas palabras acerca del origen de un nuevo baile, y esto es verdad en cuanto al twist. La revista Time, por ejemplo, comentó:
“Al principio el Twist era un baile bastante inocente; desde entonces ha sido mayormente descartado para favorecer tales refinaciones como ‘el Roach’ y ‘el Fly.’ Pero los jóvenes de [cierto club nocturno neoyorquino] han reavivado el Twist y lo han parodiado en una réplica de algún antiguo rito tribal de pubertad. Los bailadores rara vez se tocan el uno al otro o mueven alguno de los pies. Todo lo demás, sin embargo, se mueve. La parte superior del cuerpo se mece hacia delante y hacia atrás y las caderas y los hombros giran eróticamente, mientras los brazos se mueven hacia dentro, hacia fuera, hacia arriba y hacia abajo.”3
Ese club nocturno y su twist revisado, explicó adicionalmente este mismo informe periodístico, “bien pudo haber continuado como solo otra ocasión de desenfreno para la multitud de inadaptados del sector céntrico de la ciudad” si no hubiese sido popularizado en la sociedad por un redactor de sociedad de un periódico.
De modo que, ¿qué ha aprendido usted acerca de este baile? En este ejemplo hemos descubierto que el furor del baile implica principalmente giros corporales y que las palabras que se usan para describirlos son “frenéticos,” “sensuales” y “eróticos.” También ha aprendido que clase de personas desarrollaron el baile y que es básicamente una imitación del baile de alguna tribu pagana, implicando ademanes de naturaleza sexualmente sugestivos.
Ahora bien, ¿cuáles son los principios bíblicos y mandamientos que iluminarán los hechos que usted ha aprendido? Si usted no lo sabe, pregúnteselo a algún cristiano maduro. O use los índices de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower para investigar esos principios. Hallará muchos. Por ejemplo, ¿conduce a la conducta santa el baile del cual se trata? La Palabra de Dios dice: “Háganse también santos en todo su comportamiento.” La Palabra de Dios se pronuncia contra “deseos vehementes de placer sensual.” Amonesta contra “conducta vergonzosa” y “cosas que no son decorosas.” Exige modestia de parte de las mujeres cristianas. Se les dice a los cristianos que consideren y practiquen todo cuanto sea ‘casto.’—1 Ped. 1:15; Sant. 4:1; Efe. 5:4; Fili. 4:8; 1 Tim. 2:9.
Ahora pregúntese: ¿Cómo se compara con esos requisitos bíblicos el baile que usted tiene en mientes? Usted debería poder hacer la decisión correcta ahora.
¿DÓNDE SE PONE EL ÉNFASIS?
Muchos bailes ponen el énfasis en las ejecuciones de pasos por los pies, acompañadas por movimientos agraciados del cuerpo. Pero algunos bailes tienen poco que ver con la ejecución de pasos y el movimiento de los pies; ponen el énfasis en el movimiento del cuerpo, el cual puede que sea erótico así como puede que no lo sea. Algunos bailes de tribus y pueblos primitivos tienen el propósito de estimular sentimientos sexuales. Los cananeos tenían bailes de fertilidad. Bailes parecidos se ejecutaban en las antiguas bacanales, los cuales servían como excusa para la inmoralidad. En su libro World History of the Dance (Historia mundial del baile), Curt Sachs expresa la creencia en que los “bailes de caderas y del vientre” de tales lugares como la Oceanía tienen “solamente el propósito del estímulo sexual. Pero la meta original era mágica; los movimientos del coito, como todos los otros motivos sexuales, promueven la vida y el crecimiento.” Si un baile moderno es una imitación de los ademanes eróticos de algún baile pagano, entonces los principios bíblicos lo eliminarían para los cristianos. El movimiento vigoroso en sí mismo no es el factor determinante; la polca es rápida pero no necesariamente erótica. Tampoco constituye el único factor determinante el que los compañeros se toquen los unos a los otros. No es necesario que se efectúe contacto físico para que las personas experimenten el despertamiento de sus pasiones. El observar los movimientos de quienes bailan puede fácilmente excitar pensamientos viles o sentimientos apasionados.
De modo que cuando cualquier baile moderno pone el énfasis en el giro de las caderas y la ondulación de los senos de parte de las mujeres, conviene darse cuenta de que esto no es comportamiento modesto, de que esto mismo se hace por gente nativa en varias partes del mundo en sus bailes de fertilidad. El cristiano puede estar seguro de que en la gente de donde él vive tiene el mismo efecto que tiene entre pueblos primitivos.
Puede ser que los cristianos hallen placer en el bailar; pero cuando el baile que actualmente está en boga en el viejo mundo es sexualmente sugestivo (haciendo hincapié en movimientos eróticos de los senos y caderas), entonces ellos lo evitan, en vez de opinar que deberían seguir a la muchedumbre. Algunos quizás se rían de usted porque no acompaña a la mayoría, pero lo importante es que usted tenga una buena conciencia para con Dios.—1 Ped. 4:3,4.
¿QUÉ REPUTACIÓN TIENE EL BAILE?
El apóstol Pablo dijo a los cristianos que se adhirieran a “cuantas cosas . . . sean de buena reputación.” (Fili. 4:8) De manera que para determinar si cualquier baile es decoroso o indecoroso para cristianos, averigüe qué reputación tiene. La sociedad mundana o los inadaptados tal vez aprueben un baile, pero nosotros no podemos ser guiados por los que descartan la restricción y que dan el primer lugar a la llamada “libertad sexual.” Así que, ¿qué piensa la comunidad? Más particularmente, ¿qué piensa la congregación religiosa de usted? ¿Cómo se le miraría si usted lo bailara? Si uno quisiera saber qué reputación tiene el twist según fue popularizado por un club nocturno neoyorquino, podría leer un artículo semejante al que fue escrito por Geofredo Holder, bailarín nacido en Trinidad, quien dijo:
“¿El Twist? Yo no bailo esto. Es ímprobo. . . . Es sexo sintético convertido en un deporte repugnante para espectadores…. El baile social nunca tuvo el propósito de proveer emociones vicarias para espectadores. Cuando lo hace, ¡téngale cuidado! … Cuando Antonio Tudor quiso establecer a su héroe como sensualista y símbolo fálico en ‘Columna de fuego,’ se presentó y bailó el Twist-por unos pocos segundos, para establecer carácter. . . . Desde el comienzo del tiempo, la manera clásica de mostrar potencia varonil, vigor sexual, ha sido el mismo movimiento pélvico. En bailes africanos de fertilidad, siempre se halla desnudo. De veras.”4
Uno no necesita artículos especiales, sin embargo, para darse una idea en cuanto a la reputación de un baile. Algunos artículos noticieros muy cortos dicen muchísimo. Por ejemplo: “La ciudad de Tampa ha iniciado el 1962 proscribiendo el Twist, un nuevo paso de baile, en sus centros sociales.”5 “Moralistas debatieron la propiedad del baile. En su columna, Elsa Maxwell declaró que la princesa Olga de Yugoeslavia había concordado con ella en el Baile Polaco en que no debiera bailarse el twist en lugares públicos.”6 “La Casa Blanca negó firmemente hoy que el presidente Kennedy u otra persona alguna bailara ‘el Twist’ en una fiesta allí.”7 “El nuevo baile, el Twist, ha sido proscrito en Roseland Dance City [de Nueva York]. ‘No es, en nuestra opinión, un baile de sala,’ según Luis Brecker, quien fundó el salón de baile en el distrito teatral en 1919. ‘Carece de verdadera gracia.’”8
Sus medios locales de noticias tal vez también contengan cartas a los redactores que a menudo revelan mucho en cuanto a lo que la gente piensa, tales como este ejemplo: “Esperemos que los jóvenes (y los no tan jóvenes) cuerpos de nuestros twisteros estén mintiendo, que sus mentes no se porten en el interior de la manera que lo hacen sus pélvices y pectorales afuera.”9
Por lo tanto aun cuando el cristiano pueda participar en un baile con una conciencia limpia delante de Dios, debido a no tener ningún motivo malo, eso no basta. Tiene que considerar el efecto en el espectador. El espectador sabe lo que pasa en su propia mente cuando ve un baile sensual, y él presume que tales pensamientos están desarrollándose en la mente del bailador. El que uno diga: “Mi mente y conciencia están limpias” no basta, porque las Escrituras se muestran enfáticas acerca de evitar “hacerse causas de tropiezo.”—1 Cor. 10:32.
ABNEGACIÓN PARA EVITAR CAUSAS DE TROPIEZO
Ningún cristiano quiere hacer que se aparte gente de la verdad de Dios a causa del comportamiento de él, aun cuando ese comportamiento quizás no sea malo en sí mismo. Pero las circunstancias pueden hacer que ese comportamiento sea malo. Lo que tal vez sea acepto en un lugar puede hacer que usted sea despreciado en otro. Aun en lugares donde un baile es aceptado, si la gente lo reconoce como evidencia de abandono, considera que todos los participantes son iguales. De modo que todo cristiano querrá hacer caso del consejo de Pablo: “De ningún modo estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se halle nada reprensible en nuestro ministerio.”—2 Cor. 6:3.
De modo que el consejo divino es: “Siga buscando cada uno, no su propio provecho, sino el de la otra persona.” (1 Cor. 10:24) ¿Qué es este provecho que los cristianos deberían buscar para otros? Es su provecho espiritual. El ser alentador y bondadoso es correcto, por supuesto, pero esto quizás no nos cueste nada; Pablo está hablando acerca de lo que nos cuesta algo de manera que la otra persona obtenga el provecho. Es asunto de la conciencia. No todas las personas ven las cosas de la misma manera. El cristiano que tiene una conciencia iluminada quizás pueda hacer cosas con una buena conciencia, pero ésas pudieran hacer tropezar a otros. Es preciso que el cristiano considere la meta de toda importancia: La salvación de otros. No queremos hacer tropezar a otros a causa de su conciencia. Esto pone un freno a nuestra libertad y exige continencia aun en cosas que quizás sean correctas en sí mismas. Deberíamos portarnos de tal modo que nada de lo que hacemos impida que otros acepten la verdad de Dios. Esto hace que sea asunto, no solo de evitar lo que es bíblicamente malo, sino también de negarnos algo a lo cual tal vez tengamos derecho, para no hacer que alguien tenga prejuicio contra la verdad de Dios.
Entonces, si estamos dispuestos a negarnos algo que en sí mismo pudiera ser correcto, para evitar hacer que otros tropiecen, ¡cuánto más nos abstendríamos de hacer lo que es bíblicamente incorrecto!
Muestran que el asunto de hacer tropezar a otros no ha de tomarse livianamente estas palabras amonestadoras de Jesús: “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que mueve un asno y que lo hundan en el ancho mar abierto.”—Mat. 18:6.
Quizás no hagamos tropezar a otros necesariamente por el baile mismo, pero podríamos hacerlo por las circunstancias que rodean el baile. Por ejemplo, ¿qué hay si el lugar donde se efectúa el bailar tiene mala reputación? Un cristiano no frecuentaría un restaurante que tuviese una mala reputación, aun si su interés allí fuese solamente el de comer buen alimento. Pudiera hacer tropezar a otros. De modo que la ubicación también es un factor determinante. (1 Cor. 8:9, 10) La asociación es de igual manera un aspecto vital, puesto que “las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas.” (1 Cor. 15:33) Quizás en sí mismo un baile sea decoroso pero toda la diversión sea indecorosa si se lleva a cabo en asociación incorrecta. Nuestra diversión debería ser en asociación con los que aman a Dios y tienen respeto por sus mandamientos.
Conviene que los cristianos recuerden que no todo baile puede clasificarse como decoroso o indecoroso. Muchos bailes pueden ejecutarse o decorosa o indecorosamente, dependiendo de las personas que los ejecuten. El móvil de uno podría ser malo en un baile decoroso, de modo que se convierta en un deseo vehemente de placer sensual. El cristiano, además, no necesita un reglamento específico para cada nueva manía o estilo de baile, porque en la mayoría de los casos puede aprender los hechos y aplicar principios bíblicos. Si el cristiano desea seguir una vida de soltería, puede ser que halle conveniente el no bailar con alguien del sexo opuesto que no sea de su parentela.
De modo que compruebe lo que un baile es básicamente. ¿Cuáles son sus movimientos? ¿Cuál es su origen y desarrollo? ¿Qué dice la gente acerca de él? ¿Qué dicen acerca de él los medios noticieros? ¿Qué reputación tiene en la comunidad? Sí usted lo bailara, ¿qué efecto tendría en los espectadores? ¡Qué felices seremos si, cuando haya razones para duda respecto a la propiedad de seguir cierto derrotero, hacemos las cosas que edifican a nuestros hermanos y no hacen tropezar a los nuevos! “El amor edifica.”—1 Cor. 8:1.
Aunque la selección que uno haga de su diversión es asunto personal, el cristiano maduro nunca insistirá en sus “derechos” en este respecto cuando perturbara la conciencia de un compañero cristiano o cuando pudiera hacer tropezar a los nuevos. “Ya no estemos juzgándonos unos a otros, sino más bien sea ésta su decisión, no poner delante de un hermano un tropiezo ni causa para dar un traspié.” Que cada uno ejerza el espíritu de una mente sana. Que cada uno busque el provecho espiritual de otros. Que cada uno se porte tal como lo haría en la presencia del Señor Jesucristo y del Dios santo, Jehová. Entonces “sea que estén comiendo o bebiendo o haciendo cualquier otra cosa,” harán “todas las cosas para gloria de Dios.”—Rom. 14:13; 1 Cor. 10:31.
REFERENCIAS
1 Times de Nueva York del 19 de octubre de 1961.
2 Life del 24 de noviembre de 1961.
3 Time del 20 de octubre de 1961.
4 Times Magazine de Nueva York del 3 de diciembre de 1961.
5 Times de Nueva York del 4 de enero de 1962.
6 Newsweek del 4 de diciembre de 1961.
7 Times de Nueva York del 15 de noviembre de 1961.
8 Ib., número del 21 de octubre de 1961.
9 Times Magazine de Nueva York del 17 de diciembre de 1961.
TEXTOS BÍBLICOS QUE HABLEN SOBRE EL BAILE
- Gálatas 5:19-21 – «Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia… y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto… que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.»
- 1 Tesalonicenses 5:22 – «Absteneos de toda especie de mal.»
- Efesios 5:3-4 – «Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros… ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen.»
- Romanos 13:13-14 – «Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias… sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.»
- 1 Pedro 2:11 – «Amados, os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma.»
- 1 Corintios 6:18-20 – «Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca… glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu.»
- Efesios 5:18 – «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.»
- 1 Juan 2:15-16 – «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.»
- Romanos 12:1-2 – «Presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios… No os conforméis a este siglo.»
- 2 Timoteo 2:22 – «Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz.»
- 1 Corintios 10:31 – «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.»
- Colosenses 3:5 – «Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas…»
- Filipenses 4:8 – «Todo lo que es verdadero… justo… puro… si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.»
- Proverbios 6:27-28 – «¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan?… El que se allega a la mujer de su prójimo; no quedará impune.»
- 1 Corintios 6:9-10 – «¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros… heredarán el reino de Dios.»
- Efesios 4:17-19 – «No andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente… habiendo perdido toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia.»
- Mateo 5:28 – «Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.»
- 1 Corintios 15:33 – «No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.»
- Proverbios 5:3-5 – «Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; mas su fin es amargo como el ajenjo.»
- 2 Corintios 6:14 – «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?»

CITAS DE ELENA DE WHITE SOBRE EL BAILE Y EL CRISTIANO
«La juventud necesita algo que ocupe la mente. La danza y el baile tienen una poderosa influencia para llenar ese vacío, pero estos no son los recursos que Dios les ha dado.»
(Consejos para los Maestros, p. 311)
«Satanás se propone desviar la mente mediante el teatro y los bailes, atrayendo la atención de los jóvenes de las cosas de Dios.»
(La Educación Cristiana, p. 47)
«El baile es un peligroso entretenimiento para los cristianos. Lleva a la frivolidad, a la vanidad y a los placeres mundanos, destruyendo el amor a las cosas santas.»
(Mensajes para los Jóvenes, p. 398)
«No puede haber armonía entre el baile y la vida cristiana. El baile atrae los pensamientos hacia el yo, el orgullo y el pecado, y no hacia Dios.»
(Consejos para la Iglesia, p. 197)
«El baile y las reuniones de placer llenan la mente con cosas frívolas y despiertan pasiones que degradan el alma.»
(Mensajes para los Jóvenes, p. 399)
«Algunos alegan que el baile es inofensivo, pero está probado que conduce a la transgresión y a las pasiones desenfrenadas.»
(Consejos sobre la Salud, p. 195)
«El baile promueve una atmósfera que fomenta la insensatez, las pasiones y la sensualidad. Los cristianos no deben permitir que sus mentes sean influenciadas por tales placeres.»
(Mensajes para los Jóvenes, p. 400)
«No es posible glorificar a Dios mientras uno participa en bailes mundanos. Es una forma de entretenimiento que lleva lejos de Dios, no hacia Él.»
(Consejos para la Iglesia, p. 197)
«Aquellos que participan en los bailes y disfrutan de estos placeres, no están en condiciones de apreciar las cosas espirituales.»
(Consejos sobre la Salud, p. 196)
«El baile ha sido una trampa del enemigo para desviar los pensamientos de lo bueno y santo, y dirigirlos hacia lo que es superficial y pecaminoso.»
(El Hogar Adventista, p. 518)
«El cristiano debe evitar todo lo que le robe el tiempo que podría ser dedicado a la edificación del carácter, y el baile es una de esas distracciones que apartan del camino correcto.»
(La Educación, p. 210)
«El baile ha sido una de las trampas más exitosas de Satanás para corromper a la juventud.»
(Consejos sobre la Salud, p. 196)
«El Señor no aprueba que sus hijos participen en las diversiones del mundo, tales como el baile, que destruyen la devoción y el interés por las cosas eternas.»
(Mensajes para los Jóvenes, p. 401)
«No se puede unir el baile con la devoción cristiana. Estas dos cosas son incompatibles y llevan a caminos opuestos.»
(Consejos para los Maestros, p. 312)
«Los bailes y otras formas de entretenimiento son distracciones que Satanás usa para mantener las mentes de los jóvenes alejadas de Dios.»
(Consejos para la Iglesia, p. 198)
«Aquellos que desean servir a Dios sinceramente no tendrán parte en reuniones de baile, porque saben que tales diversiones no edifican el carácter cristiano.»
(Mensajes para los Jóvenes, p. 400)
«El baile no eleva el alma ni ayuda a formar un carácter a la semejanza de Cristo, sino que la llena de orgullo y deseos mundanos.»
(El Hogar Adventista, p. 519)
«Satanás ha desviado a muchos mediante el encanto del baile, que los lleva por caminos de placer y los aleja de la senda de la santidad.»
(Mensajes para los Jóvenes, p. 401)
«El ambiente del baile no es apropiado para el crecimiento espiritual, sino que alimenta la vanidad y los deseos carnales.»
(Consejos sobre la Salud, p. 195)
«El cristiano debe mantenerse apartado de los bailes, porque en ellos no encontrará el ambiente que fomente la pureza, la modestia ni la devoción a Dios.»
(Mensajes para los Jóvenes, p. 398)