5 EJEMPLOS DEL LLAMADO DE DIOS

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5 EJEMPLOS DEL LLAMADO DE DIOS

La experiencia vocacional, surge y se nutre de la Palabra de Dios. En ella, el Señor, nos llama y nos va mostrando su pedagogía. Como un padre, como un pastor, como una novedad, como un amigo, Dios se rebela y nos va mostrando su modo de llamar. La Palabra nos rebela, el modo especial de llamar que tiene Dios Padre, y que se continúa, en su Hijo Jesús. Pero cada llamada, tiene también una profunda carga humana.

Frente al llamado de Dios, surgen en el corazón del que lo recibe, innumerables sentimientos: alegría, desconcierto, dudas, incertidumbre, las propias miserias y resistencias, el deseo de una entrega plena, etc. Dios los tiene en cuenta. El nunca pasa por sobre la libertad humana, pero está dispuesto a acompañar al que llama, a no dejarlo y a sostenerlo en la prueba, porque quiere hacer participar el hombre de su obra salvadora. Así es nuestro Dios!. Al entrar en contacto con la Palabra, al orar con ella, aprendemos a leer lo que pasa en nuestro corazón cuando experimentamos el llamado del Señor.

El nos llama a todos por nuestro nombre, de modo personal. Por eso es bueno, dedicar un tiempo a leer su Palabra y en ella contemplar nuestra vida. Te ofrecemos el testimonio de cinco personajes de la Palabra, en diferentes momentos de la Historia de Salvación. Como nosotros, ellos también se sintieron confrontados por el llamado de Dios, a vivir una misión y a una amistad más personal con El. Los podés utilizar tanto para la reflexión personal, como para compartir en grupo, en un clima de oración. En este mes , oramos para que todos podamos escuchar la voz del Pastor que nos llama, para ser testigos de su Misericordia y de su Alegría.

 

1. ABRAHAM …¡SAL DE TU TIERRA Y DE TU PATRIA!

Génesis 12,1-2;4 Texto: «Sal de tu tierra y de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré.. Marchó pues Abraham como se lo había dicho Dios.”

Reflexión: La fe es un llamado, una vocación. Vocación, precisamente, significa “llamado”, y cuando somos llamados, tenemos que dejar nuestro lugar para ir a atender a dicho llamado. Implica movernos… La fe es un llamado que nos pide coraje y abandono. Cuándo Dios llama, hay siempre implícita una partida ¿hacia dónde? Hay que fiarse de él y dejar que «nos muestre el camino y la meta»

¡Cuánto cuestan las partidas! Estábamos tan cómodamente instalados! Nada nos faltaba y Dios viene a desinstalarnos a desarraigarnos… Es terrible, pero es la ley de Dios; una llamada, una partida. Desde dónde, por dónde y a dónde, el Señor sabrá y nos lo irá indicando. ¿Cuánto has de dejar atrás? ¿Cuántas cosas experimentás en tu vida que tenés que abandonar, para seguir el camino del Evangelio? Para recibir la bendición, para ser bendición, Dios quiere que le consideremos a Él como la única riqueza, como el Señor por excelencia, un Señor que a poco abandonarnos en El, nos hace nobles y señores a nosotros también. Hará de nosotros una nación grande como prometió a Abraham y no tenemos descendencia. ¡No hay hijos! ¿puede haber bendición?…y Abraham se fía sin preguntar. El sabe, El proveerá… y parte dejando la casa de su padre, lo suyo, la seguridad, hacia lo nuevo, lo desconocido.

Decir “sí” a Dios, es ponerse en camino poniendo los ojos en él, fiándonos de la promesa, de su fidelidad, pero aceptando la parte de oscuridad que nos toca. Teniéndole a él delante, habrá lucha, pero la batalla está ganada a priori. Necesitamos la fe. Dios, antes que nada, llama a creer, a la fe en El. A veces antes de contestar sí a Dios, en el momento de la opción de vida y en las pequeñas opciones de cada día, tenemos la tentación de posponer la decisión hasta tenerlo todo claro. Es natural y bueno que no me lance si no hay un serio discernimiento previo, oración de petición de ayuda etc… pero no es menos cierto que si espero a tenerlo todo claro nunca me decidiré porque claro claro, nunca lo tendré. Siempre va a existir una duda razonable con la que tendré que convivir. «Marchó pues Abraham»…Fue, partió, seguramente con el corazón roto por la pena, pero confiado en el Dios de la Promesa y de la fidelidad. ¿Quién era él para dudar de Dios?

Para orar:

1. -En tu vida ¿has experimentado esta llamada?

¿descubrís que Dios te llama a algo nuevo?

¿Cómo lo vivís?

2. -¿Cuáles son tus certezas de hoy?

3. -¿Hacia dónde crees que te conduce Dios?

 

2. MOISÉS

Para tu oración personal: Gn 12, Salmo 44 MOISES … cuando la fe se vuelve servicio… Génesis 12,1-2;4)

Reflexión: Moisés es un hombre perteneciente a la tribu de Leví y de buen parecido (Ex.2,2) tiene que ser escondido por tres meses para huir de la condena. La estrategia de su madre de lanzarlo al Nilo en una cesta en el momento en que la hija del Faraón se bañaba, fue el último recurso de desesperación. Su llanto (Ex.2,6) es el llanto de un pueblo entero… Su nombre (“sacado de las aguas” Ex.2,10) presagia otra salvación, otra liberación: la de todo su pueblo.

LEER:  Sermón: "Pide, Busca, Llama: ¡Dios Responde!" - Lucas 11:9-11

Moisés no estaba de acuerdo con la opresión que Egipto aplicaba sobre el pueblo de Israel, lo que lo llevó a asesinar a un egipcio y a salir huyendo hacia el desierto donde se puso a trabajar como pastor y se unió con Sípora, hija de Jetró, el cual era un sacerdote de Madián. En el desierto tiene un encuentro sorpresivo y misterioso: ¿qué ese eso que estoy viendo, el fuego no consume ese arbusto!!!! “Voy a dar una vuelta para mirar esta cosa tan extraordinaria: ¿por qué la zarza no se consume?” El llamado de Dios: mi nombre sale de ese fuego, ¿quién eres, qué quieres? “Sácate tus sandalias… Yo soy el Dios de tus padres…” Envío: ¿por qué estás aquí? “He visto la humillación de mi pueblo… y por esta razón estoy bajando” Pero, ¿por qué me has llamado a mí? Yo no puedo hacer eso que me pides, mejor envía a otro. Yo no puedo… “yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo… Yo estoy contigo”

1- Dios lo llamó en el desierto del Sinaí, le llamó desde una zarza que aunque ardía en fuego, no se consumía, este fue un hecho extraordinario que le llamó mucho la atención a Moisés. De esto se valió Dios para llamar a Moisés y enviarlo a liberar al pueblo de Israel que se encontraba esclavizado por Egipto.

2- La vocación de Moisés nos deja ver la unidad de la experiencia humana y la experiencia espiritual. Moisés ha visto la miseria en la que vive el pueblo de Israel en Egipto. Moisés deja de pensar en sus intereses y pasa a pensar en los demás, en los que necesitan de libertad.

3- Luego en el desierto Dios se le manifiesta y toma conciencia de sus limitaciones para cumplir la misión; esto le hace descubrir a un Dios que todo lo puede y que es Cercano. El fuego de Dios, visto en la zarza, es la fuente de su vocación. Moisés descubre su misión en un encuentro personal con Dios, en el diálogo personal con Él. Moisés y nosotros: Al igual que Moisés, Dios hoy nos está llamando por nuestros propios nombres, desde nuestros contextos culturales, intelectuales, laborales, etc., Hoy Dios nos está mostrando las necesidades de la gente; esta es una forma de llamarnos hoy.

Dios llama a Moisés para liberar a su pueblo; esto nos muestra que toda vocación está ligada a una misión. Moisés, como nosotros, también tiene temores y limitaciones (Ex 4, 10-17), pero esto no impide a que él lleve a cabo el encargo que Yahvé le hace. Así Moisés, que huía anteriormente, ahora se convierte en el líder del pueblo de Dios, del pueblo de Israel. Moisés tiene conciencia de haber sido llamado y enviado para una misión que lo supera y esto nos sirve para caer en cuenta que nosotros no nos “auto-llamamos”, ni nos auto enviamos, sino que es Dios quien nos llama y nos envía. Moisés también puso un obstáculo (Ex 3, 11) como nosotros con frecuencia lo hacemos. Nosotros también tratamos de ocultarnos en nuestras limitaciones, en nuestras obligaciones adquiridas, etc., nosotros también presentimos la incomodidad que traerá para nuestra vida el responder a este llamado, a nosotros también nos da miedo asumir ciertas responsabilidades porque comprometerse siempre da miedo. Pero hemos sido llamados por un Ser tan especial que nunca nos deja solo en la misión que Él mismo nos encomienda. Al final Moisés parte para la misión con la única seguridad que acompaña a todos los profetas: “Yo estoy contigo”. Esta es la única seguridad que nos debe acompañar a nosotros para responder al llamado que Dios nos está haciendo: la fidelidad de Aquel que nos llama y nos envía. Debemos tomar conciencia de que nuestra vocación no está sujeta a nuestras capacidades, sino a la fidelidad de Dios. El fin de toda vocación misionera es la liberación del pueblo y llevarlo hasta la adoración de Dios. Liberar los hombres hasta el punto de que éstos se sientan tan libres, que puedan hacer alianza con Dios.

Para Orar:

1. “¡Soy el que soy!”, esta es la respuesta de Dios ante la pregunta de Moisés por su nombre; otra forma de traducir este nombre también es “Seré el que estaré”, lo que nos lleva a concientizarnos de que estando en la presencia de Dios es como se descubre la verdadera vocación, estando a los pies de Dios es que aprendemos nuestra verdadera identidad.

¿Cuántas veces nosotros sentimos compasión por las necesidades que pasan las personas ¿Por qué no pensamos que estas reacciones pueden ser el llamado de Dios?

¿Cómo me siento ante la posibilidad de que Dios me llame a una misión especial (temeroso, incrédulo, indiferente, alegre, en paz)?

¿Me identifico con las negativas de Moisés? ¿Cuáles son mis propias negativas?

¿Cuáles son las esclavitudes de las que quiero que Dios me libere?

¿Qué capacidades tengo para ser instrumento de liberación para los demás?

2. Cuando Moisés duda de sus aptitudes para la misión encomendada, Dios le promete “yo estaré contigo…” ¿Descubro en mi experiencia de vida la acción maravillosa de Dios, que supera mis propias capacidades? Escribe algún hecho que te haya ocurrido en ese sentido “El creyente acepta la llamada, convencido de que es un instrumento salvador en las manos de Dios y no el sujeto protagonista de la salvación.”

LEER:  Sermón: "El Peligro Silencioso del Chisme" - Proverbios 18:8

3. JEREMÍAS

 

ANTES DE FORMARTE TE CONOCÍA 1, 5 Texto: “Antes de formarte en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te había consagrado”

Reflexión: Es algo más que predestinación. No existe predestinación para los que creemos en la Providencia. Predestinación suena a fatalismo, providencia suena a paternidad entrañable. Dios tiene sobre cada uno un sueño y durante toda nuestra vida no hace otra cosa que mostrarnos y facilitarnos el camino para hacerlo realidad. Nosotros, en ocasiones, vamos tan despistados que no somos capaces de reconocer los enormes esfuerzos de Dios para ponernos en la pista del «sueño» y nos empeñamos en proseguir nuestro sueño inconsistente. Hacer que nuestro sueño y el suyo coincidan, es el secreto de la felicidad. ¡Dios tiene un sueño para cada uno de nosotros! La verdad pura es que el Señor te elige mucho antes de darte vida. Digamos que antes de formarte te piensa, te ama, te escoge. Es un amor a priori, un amor inmenso que te envuelve y te conoce mucho antes de nacer; es más, es un amor que te da la vida. El puede hacerlo y lo hace. Es una prerrogativa, ama antes de crear, crea porque ama, ama mientras crea y después de crear. Dios “cree” en nosotros mucho antes de regalarnos la existencia, pero lo sigue haciendo también después, siempre, hasta el final.

Es bonito pensar en los caminos de los que Dios se sirve para llegar a nosotros. Nos prepara una familia determinada, una experiencia de fe determinada, unas mediaciones concretas, un corazón que acoge, que sabe descubrirle. Nada sucede por casualidad, sino por amor, por Providencia amorosa y amante de Dios. Lo bueno y lo menos bueno. Todo es señal y mediación. Un director espiritual experimentado. La pérdida de un ser querido, alguien que de repente se convierte en referente para tu vida. Todo es Providencia aunque no lo parezca. DioS sabe porqué Experimentar que alguien apuesta por ti y sabe sacar de ti energías insospechadas. Todo es Providencia. Dios te conocía antes de nacer.

Esto debe hacerte saltar de alegría, de gozo. Dios no ama por azar. Ha pronunciado tu nombre y te lleva pegado a su corazón. El te llama a creer en este amor, y que tu vida es un regalo.

Para orar:

1. -¿Sientes que el Señor te ama con amor primero?

2. -¿En qué momento de tu vida sentiste que el Señor te llamaba?

3. – Mirando a tu vida ¿Cuáles han sido los signos de Dios en tu vida?

Para tu oración personal:

Salmos 21, 70, 138

 

4. MARÍA…

 

“LA ESCLAVA DEL SEÑOR” Lucas 1,38 Texto: “Dijo María: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra”

Reflexión: Dios irrumpe en la vida de una joven adolescente con una propuesta más grande que su capacidad de entender. Dios es así. ¿Quiere ser la madre de Dios? ¿Quieres hacer posible que el Verbo de Dios se haga hombre?, dice Dios, y ella se queda sin palabras. Conocía la escritura y sabía que el Mesías estaba por venir. ¡Pero precisamente a ella!! Como no turbarse, como no estremecerse hasta lo más íntimo. Dar a luz, hacer crecer al Hijo de Dios era algo que no entraba en sus esquemas. ¿Cómo puede ser si no conozco marido?…Es imagen de toda persona que razona como persona y se esfuerza por encajar las cosas como mejor puede y sabe. Pero esto no cuadra. No cuadran tantas cosas. Y María vive la experiencia del misterio de Dios. No entiende, no pide explicaciones…solo se fía. Confía y se abandona en las manos amorosas de Dios.

El sabrá lo que hace, por mi parte, solo obedecer desde la libertad interior del que se siente arrastrado inexorablemente por una fuerza invencible. Es la libertad del amor. Y nosotros ¡cuantas ataduras! ¡Cuántas dificultades le ponemos a Dios para obrar en nosotros! para cumplir su plan. ¡Cuántas resistencias a su gracia! “Aquí está la esclava”…HAGASE… La más hermosa palabra jamás pronunciada. La palabra que conmueve el corazón de Dios hasta sus entrañas. Es la palabra que cambió la historia de la humanidad. Dios por el hágase de María, pudo irrumpir en la historia y hacer a los hombres la propuesta de una manera diferente de vivir. Por el Hágase, Dios se comprometió con el hombre hasta conducirle a la salvación. Se cumpla lo que dices aunque aún no lo entienda… Tu sabes lo que hay detrás de esto, úsame si quieres para que se cumpla tu obra. Sí, acepto que tu voluntad se cumpla en mí. Con tu gracia salvadora y rejuvenecedora podré superar todo límite que hay en mí, toda resistencia, porque tú eres Dios que puede lo que nosotros no podemos. Para nuestra reflexión: María es modelo de respuesta. Su proceso de discernimiento comienza y termina en el mismo instante en que se deja inundar por la Gracia y dice SI.

Quizá nuestros procesos sean más largos, pero sí que podemos vivir la misma actitud de abandono de María. Pidámosle a ella la capacidad de asombro, la capacidad de acogida de Dios en nuestra vida.

María nos acompaña en nuestros temores y en nuestro deseo de dejar al Señor, hacer su obra.

LEER:  Lecciones del Ministerio Pastoral de Jesús - Ancianos/Pastores

1.- ¿Estás siempre dispuesto como María a decirle a Dios que SI?

2.- ¿Cuáles son tus resistencias de hoy y de ayer?

3.- ¿Has experimentado alguna vez la enorme fuerza que da Dios cuando uno se fía de EL?

Para tu oración personal: Salmo 32

 

5. LOS PRIMEROS DISCÍPULOS

 

Jn 1, 35-51 Texto: Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: « ¿Qué quieren?». Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?». «Vengan y lo verán», les dijo.

Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día…

Reflexión: Hacemos una primera reflexión sobre la importancia de la mediación, de las mediaciones en nuestro camino de maduración vocacional. “He ahí, el Cordero de Dios” dice Juan. Los discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Juan no habló de sí mismo, aunque sin duda hubiera tenido tanto que decir. Tenía historias que contar, intervenciones divinas, procesos personales que podrían servir a otros…pero se sabe solo eslabón de una cadena e indica el Alfa y el Omega, el Camino, la Verdad y la Vida. Jesús el Cordero. ¡Qué unción pondría en sus palabras, que convicción profunda la suya para que produjera inmediatamente la adhesión de los discípulos! No se guarda nada para él, no siente celos de Jesús. Experimenta la atracción del Maestro. Quiere hacer honor a la verdad y muestra al Cordero. También en nuestro camino vocacional hemos tenido tenemos mediaciones. Gente tocada por el Reino y profundamente carismática, maestros de seguimiento, o sencillamente fieles compañeros de camino del Señor. Gente sencilla, en camino, de quien Dios se sirve para mostrarnos el tesoro y la perla.

Las mediaciones son señales, regalos de Dios que nos provocan movimiento, decisión, riesgo… Siempre hemos de dar gracias a Dios por este regalo y pedirle que nos haga también a nosotros mediación para otros. El segundo aspecto a considerar es la pregunta de Jesús: ”¿Qué quieren?” Resuena otra pregunta similar que Jesús por boca de ángeles hace a María de Magdala en el sepulcro: “¿Qué buscas, por qué lloras?” Jesús no quiere respuestas almidonadas, ”biensonantes”, como para salir al paso. Conoce lo que hay en nuestro corazón, no podremos engañarle.

Quiere la verdad, tu verdad. Saber contestar a esta pregunta es haber encontrado el sentido verdadero a la vida, es estar en el camino de la felicidad. La vida no se nos da para vivirla sin más… Responder a esa pregunta nos llevará toda la vida, Pero podemos intuir que en este momento, la respuesta podría ser:” Te busco a ti, Jesús” Esta es la razón de nuestra fe y de nuestro llamado. SOLO TU SEÑOR, a pesar de mis debilidades, límites, incoherencias. Me siento una persona en camino que desea con toda su alma tenerte a ti Señor como centro de su vida. ¿Dónde vives? Es la respuesta de los discípulos ante la pregunta de Jesús .Que es como decir: ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿Qué nos ofreces? Los discípulos necesitan seguridades: ¿Dónde vives? ¿Vale la pena dejar a Juan por ti? Es la práctica habitual entre los humanos, siempre en busca de seguridades y certezas, de respuestas; siempre habrá misterios sin resolver que nos desbordan, pero sigue mereciendo la pena creer. Tener fe no significa no tener dudas, tenerlo todo claro. El deseo de encontrar respuestas es legítimo. La fe nos ayuda a dar el salto y fiarnos más de Dios, aceptando sus silencios.

El llamado de Dios, no siempre es claro, pero sí es clara su invitación. Algunas veces “me siento llamado” pero no se a qué! ¡Me entusiasma trabajar por el Reino de Jesús, pero no sé cómo! “Vengan y lo verán; fueron, vieron y se quedaron con él” No hay nada como hacer experiencia de algo para que nos toque, nos mueva y comprometa. La teoría es bonita pero la experiencia nos transforma. Jesús invita a los discípulos a hacer experiencia de él, a ver, a tocar, a vivir su misma vida. Y los discípulos se quedan. Se quedan porque hacen la experiencia fundante. “Esta es la verdad” Diría E. Stein, tras leer el “libro de la vida” de Santa Teresa de Jesús. Y esa “experiencia”, transformó su vida por completo. Esta es la verdad dirían los discípulos al encontrarse con Jesús. Jesús arrastra, compromete, envuelve, convence, te hace nacer de nuevo. No puedes no lanzarte a su servicio con gozo, con tus inquietudes al hombro, con enigmas sin resolver, pero confiando en El que te llama. Nunca va a dejarte solo.

La verdadera certeza de una vocación en el mismo Jesús. Para la reflexión personal:

1.-Si Jesús te preguntara ¿Qué buscas? ¿Qué responderías?

2.- ¿Dónde crees que vive Jesús hoy?

3.- ¿Qué significa para ti, “quedarte con él”?

4.- ¿Cuál es tu experiencia fundante de Cristo en tu vida?

Para tu oración personal: Salmo 84

 

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